Celebramos hoy en toda la Iglesia, el Nacimiento de la Virgen María. Y, en este contexto salvífico que nos evoca el inicio del cumplimiento de las promesas de Dios, los canarios de nuestra diócesis celebramos a esa misma María, bajo el título de Nuestra Señora del Pino, cuyo icono venerado en Teror, nos habla de identidad y de familia. Más allá del folklore y de la fiesta, nosotros queremos sentirnos hijos del Pino y hermanos, en especial, de todos aquellos que caminan en estas islas orientales a la búsqueda de un futuro cada vez más humano.
Hoy queremos evocar a todos los que nos han precedido y a los que ahora y después de nosotros, seguirán buscando y trabajando por ese mundo mejor al que aspiramos. Nosotros somos un eslabón de esa cadena, que nos une al pasado y al futuro. Este eslabón hemos que de cuidarlo y no romperlo.
¡¡Que María, nuestra madre del Pino, nos acompañe, nos una y nos mantenga en la fe de nuestros padres!!
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