Llega el Adviento. Si hay un tiempo litúrgico con particular encanto en el calendario es el Adviento. Cuatro domingos antes de Navidad y dentro del ciclo de la Manifestación del Señor, que se cierra con el Bautismo de Cristo en el rio Jordán el próximo domingo después de Reyes, los cristianos nos preparamos para la venida de Cristo.
Adviento es un tiempo para la esperanza, para volver a intentar aquello que ha quedado a medias, un tiempo para levantar la cabeza e identificar al Señor que viene, viene siempre. Ha venido hace más de 2022 años y vendrá al final de los tiempos en esa manifestación gloriosa en la que pronunciará la última palabra sobre la historia personal y colectiva, tal como recoge simbólicamente el Evangelio de Mateo 25.
Cada domingo de Adviento marca una etapa en el itinerario de esta espera. ¡Abrámonos, por tanto a la Esperanza y dejemos, como afirma Frei Betto, teólogo y poeta brasileño: “ (…) Abramos las puertas y ventanas…que entre el verde de los campos!.”
Miriam de Nazaret es la gran figura del creyente. Ella esperó como sólo las madres saben esperar al hijo que llevan en sus entrañas…Ella es imagen de la Iglesia. Con ella oramos: “¡Ven, Señor Jesús!”