La comunidad eclesial no es una compañía de amigos, sino que subsiste para la misión.
En 1975, el Papa Pablo VI escribió:
«La Iglesia existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, para ser el canal del don de la gracia, para reconciliar a los pecadores con Dios, para perpetuar el sacrificio de Cristo en la Santa Misa, que es el memorial de su muerte y resurrección gloriosa»
(Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi).
El lema de este año: «Serán mis testigos.»