Señor, Padre nuestro, descanso para nuestra fatiga y apoyo en la debilidad: De Ti, todas las criaturas reciben su energía, su existencia y su vida.
Venimos a Ti e invocamos tu misericordia, porque también en nuestros días, seguimos experimentando la fragilidad de nuestra condición humana, viviendo la experiencia de una nueva epidemia viral.
En tus manos ponemos a todos los enfermos y a sus familias: cura sus cuerpos, su mentes, sus espíritus.
Ayuda a todos los miembros de nuestra sociedad a asumir cada uno sus responsabilidades y a reforzar el espíritu de solidaridad entre nosotros.
Mantén y conforta a los médicos, a los profesionales de la sanidad que trabajan en primera línea y a todos los que dedican su vida al campo del servicio.
Tú que eres fuente de todo bien, bendice con abundancia a la familia humana, aleja de ella todo mal y concede a todos los cristianos una fe sólida y fuerte.
Libéranos de la epidemia que nos golpea, a fin de poder volver serenos a las actividades diarias, alabarte y darte gracias con un corazón agradecido.
En Ti confiamos y a Ti elevamos nuestras súplicas, Padre nuestro, autor de la vida, que vives con tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén